5 pasos para construir una cartera de inversión

Invertir es una tarea que requiere estar informado, conocer bien tus finanzas y una buena planificación. ¿Estás pensando en crear una cartera de inversión? Te contamos en este artículo los pasos que debes seguir. 

 

“Nunca es demasiado tarde para empezar a invertir” es una frase que hemos oído recurrentemente y se ha convertido en la cabecera de casi todos los planificadores financieros cuando se encuentran nuevos clientes que dudan si quieren comenzar a buscar la rentabilidad de sus ahorros con una cartera de inversión, a pesar de la edad y las retribuciones mensuales.

 

Otro de los aspectos que suele traer de cabeza a más de uno es el sueldo. Muchas personas piensan que no ganan lo suficiente como para tener una cartera de inversión. Esta sentencia es muy común entre los ciudadanos de a pie, sin embargo, ¿cómo es posible rentabilizar los ahorros aunque sean escasos? ¿Siguiendo los pasos correctos cualquiera puede invertir? Desde EUDE Business School os traemos los pasos a tener en cuenta a la hora de crear una cartera de inversión.

 

Define los objetivos

Lo primero de todo es tener claro que sí es posible arrancar desde cero, más allá del nivel salarial del que se disponga. Primero, hay que entender cuál es nuestro perfil inversor. Es decir, nuestro grado de aversión al riesgo, cómo responderíamos ante perdidas en nuestra inversión. También definir nuestros objetivos con la inversión y las necesidades de liquidez qué prevemos.

 

Medir los hábitos individuales 
Bajo este prisma se puede pensar en empezar a invertir los ahorros. Todo ello, teniendo en cuenta que los hábitos siempre son importantes: diseccionar entre gastos fijos, gastos variables y ahorro. La suma de las dos primeras partidas ha de suponer el 80% del sueldo, mientras que, al ahorro, según los asesores patrimoniales, se aconseja destinar el 20% del total. O, al menos, el 15%.

 

Plan periódico 

Se puede, además, unir a esta cesta de fondos un plan de ahorro periódico, a través del cual, mensual o trimestralmente, invertir automáticamente pequeños importes. Con esta disciplina de inversiones periódicas, se asegura un mayor patrimonio futuro. Además, añade una mayor estabilidad a nuestra inversión, al darnos un precio medio ponderado de entrada menos afectado por la volatilidad de momentos concretos de mercado.

 

Horizonte de inversión y riesgos 

Toda cartera debe tener unos objetivos determinados. Los principales a definir son su índice de referencia y el horizonte temporal. Por ejemplo, una cartera centrada en preservar el capital antes que en tener grandes, podría tener un objetivo de rentabilidad anual igual a la inflación más un 2%. La meta de una cartera más agresiva podría ser batir al S&P 500. El otro punto fundamental es definir un horizonte temporal. Esto tiene que ver con saber cuánto tiempo se va a estar sin necesitar ese dinero para que esté invertido.

 

Recurrir al asesoramiento financiero

Siempre está el consejo de ponerse en manos de un experto para que pueda, con ayuda de todo el análisis previo, proponernos una cartera con la distribución de activos adecuada para los intereses de cada uno. Es decir, una cartera compuesta por los distintos activos a nuestra disposición en la adecuada proporción”, comentan desde Renta 4.

Con esta fórmula se evitaría, en todo caso, dejarse llevar por consejos de amigos, conocidos o familiares. O seguir cualquier idea que leamos publicada. Tampoco aventurarse a entrar en compañías con el único argumento de que “ahora está barata”. “No es oro todo lo que reluce” y aunque alguna de esas ideas o consejos fuese potencialmente una buena alternativa, lo importante es sí lo es para nosotros (para nuestro perfil de riesgo, objetivos, situación financiera y necesidades de liquidez), y qué lugar debería ocupar en la cartera.

 

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El Máster en Finanzas y Dirección Financiera aporta los conocimientos fundamentales para que el alumno pueda desarrollar su carrera profesional en entidades financieras, así como para realizar inversiones personales y funciones de asesoramiento financiero.

Fortalecerás tus habilidades gerenciales, aprendiendo a tomar decisiones a corto y largo plazo en el ámbito de la estrategia y gestión financiera. Además conocerás nuevas herramientas y metodologías aplicadas al control de riesgos financieros en proyectos y pymes.

¿Quieres empezar a invertir en bolsa y no sabes cómo?

Son muchos los jóvenes, que tras recibir los primeros ingresos y cubrir sus necesidades, se plantean qué hacer con los pequeños ahorros que van cosechando mes tras mes. Pequeños ahorradores a los que les gustaría sacar provecho y no saben muy bien cómo hacerlo. La bolsa se les plantea como una opción, aunque el miedo a lo que pueda ocurrir en los mercados puede que les esté echando para atrás.

¿Qué cosas se deben tener en cuenta? Lo primero es hacernos una idea de nuestro perfil como inversores. Si somos jóvenes, pero no podemos destinar mucho dinero a la inversión en bolsa, lo lógico es que adoptáramos una estrategia de inversión por dividendos.

Así, y según aseguran los autores de 25 estrategias para ganar en bolsa (Ed. Pearson. Prentice Hall) “invirtiendo por dividendos el inversor elige  una serie de valores una vez al año, los compra y se olvida de revisiones, reponderaciones y demás complicaciones hasta que pasan 12 meses.

Es, por tanto, una estrategia de inversión tranquila, con pocos costes de ejecución y, adicionalmente, con ventajas fiscales al tener un periodo de maduración superior al año. Pero además, lo realmente relevante es que los retornos son muy satisfactorios, tanto en mercados alcistas como especialmente en los mercados bajistas, donde el inversor está algo más protegido al haber elegido empresas con beneficios sólidos, estables, predecibles, que son relativamente ajenas a los vaivenes del ciclo económico”.

¿Mi perfil concuerda con el de un inversor por dividendos?

Soy un inversor por dividendos si:

–          Tengo poco tiempo para dedicar a la bolsa.

–          Tengo un tipo impositivo marginal muy alto.

–          No estoy dispuesto a pagar muchas comisiones, o bien mi cartera para invertir en bolsa es pequeña.

–          Me cuesta conciliar el sueño pensando en que mañana la bolsa puede hundirse.

No soy un inversor por dividendos si:

–          Me gusta estar pegado a la pantalla, vigilando mis inversiones.

–          Me gusta hacer trading (comprar y vender varias veces el mismo valor aprovechando movimientos a corto plazo).

–          Confío sobre todo en el análisis técnico para tomar mis decisiones de inversión.

–          No me preocupa que mis beneficios bursátiles tributen al tipo marginal.